viernes, 10 de septiembre de 2010

Ricardo esta agazapado, entre la puerta y el inodoro, de fondo escucha los gritos de la multitud clamando por el bofe, la nalga y los 3 kilos de milanesas que supuestamente han encargado llamando por teléfono. Ricardo no puede creer lo que le esta sucediendo, hace unos veinte minutos era el tipo mas cualunque, menos comprometido, mas ignorado de este pueblo que cuenta con solo 300 habitantes, y Ricardo no puede creer que 299, estén en el living de su casa protestando, gritando, por que este mediodía no tendrán la carne que tanto ansían.
Imagen patética la de este pobre hombre que se tapa los oídos, en posición fetal detrás de la puerta de su pequeño baño. Es irrisorio como un lugar puede acunarnos, y precisamente ese lugar es el baño, donde se tiene la mayor privacidad de la casa, donde uno entra y se siente realmente solo, pero es siempre una soledad gustosa, nadie entra a menos que uno lo permita, no pasa lo mismo con otras habitaciones de la casa. Por ejemplo en un dormitorio, uno ve la puerta cerrada, toca despacito, y entra diciendo: permiso, y no siente que este invadiendo nada. Pero en un baño uno ve la puerta cerrada, toca y si del otro lado responden: ocupado, uno sabe que su lugar esta afuera, que hay alguien adentro que no quiere ser molestado, tal vez este haciendo sus necesidades, mirándose al espejo, reventándose un grano, o haciendo muecas, y no nos importa, sea lo que sea que la persona en cuestión este haciendo, es su problema y no debemos entrar, hasta que este salga y nos de paso a nuestra privacidad. Así que no es tan ilógico pensar por que Ricardo, eligió este cuarto en particular y no otro.
Instantes antes de que Ricardo se encierre en el baño y descubra como los hechos nos pueden llevar a pasar de ser una persona ignorada a ser una persona publica y aborrecida por la multitud, Ricardo Ruben Gaitan experimento la locura colectiva en carne propia. Por alguna razón la gente del pueblo creyó que en la casa de el había una carnicería, literalmente, y comenzaron los gritos pidiendo su pedazo de comida. Primero ante su asombro se mostró calmado, acá no hay una carnicería, se habrán equivocado, pero la gente se acumulaba como una avalancha humana imparable, entonces Ricardo se vio forzado a retirarse, a correr y con pánico, transpirando y casi llorando de desesperación se encerró en el tan mencionado baño de su casa con azulejos color caqui.
Estos sucesos no fueron en vano, por que a este personaje de pueblo los hechos mas horrorosos y torturantes, como lo es el linchamiento publico (que estaba planeando la multitud fuera del baño) lo llevaron a hechos mas fantásticos, a aventuras mas bellas e increíbles.
Ricardo se encuentra en estado de shock, llorando y balbuceando, esta sentado, apoya su brazo y deja caer su cabeza en el borde del inodoro, como no le gusta el olor que emite el artefacto, baja la tapa, y en un ataque de ira le pega tres fuertes golpes. Dentro del inodoro se escucha una pequeña explosión, asombro que lo saca por completo de su estado previo de congoja y desesperación. Ricardo abre la tapa del inodoro y descubre que en el fondo del agua con lavandina hay una pequeña puerta negra, piensa como hacer para escapar, piensa en que no se va a meter a un lugar tan horrendo como el inodoro donde esa misma mañana cago, pero escucha los gritos de la multitud y decide que es la mejor opción. Mete una pata y no hay caso, la puerta no se abre, el definitivamente no entra por ahí, mete la cabeza en un segundo intento, y la saca ahogado y tosiendo. Ni señales que la puerta quiera abrirse. Pensá Ricardo, pensá, carajo. Tira la cuerda de la cadena, la puerta se abre. Ricardo trepa hasta la mochila de la cadena, milagrosamente entra, y tira nuevamente de la cuerda. Comienza a girar junto con el agua y después no ve más nada, como si alguien hubiera apagado la tele, todo negro, todo oscuro.
Ricardo Ruben Gaitan abre un ojo, esta mojado y siente un gusto a poet lavanda en la boca, o eso cree. Mira a su alrededor y no reconoce nada, yace boca arriba y no puede pararse, en realidad le da demasiado miedo levantarse y ver que todo sigue igual, que su negrura y su puerta en el inodoro tal vez hayan sido solo un sueño, o quizá este en coma por que la multitud realmente lo alcanzo lo atrapo y le pego hasta dejarlo inconciente. Sea lo que sea, este hombre sigue tirado, se refriega los ojos y siente una claridad insoportable. Finalmente: Ricardo parate, camina, fijate que es todo esto. Puede ver arriba, en un cielo negro con puntos blancos, un pájaro posado en un árbol con la copa pequeña y las raíces enormes, ve las raíces, el árbol esta suspendido, flotando. La mandíbula de Ricardo se abre. Boqueando como un pez dorado, como un pez de pecera, Ricardo comienza a mirar con ojos incrédulos. A la derecha reconoce la pequeña puerta negra por donde entro, a la izquierda hay otra puerta de color rojo. Silencio total, el pájaro del árbol no canta, está estático, la sombra de las raíces lo persiguen, si el se mueve el árbol también lo hace, Ricardo camina hacia la puerta negra, quiere comprobar si realmente esto es real. La puerta esta cerrada, gira su picaporte, no abre, pero detrás escucha como un eco: hijo de puta! Entrega la carne! Rata apestosa. Mira por la cerradura y ve unos ojos mirando al inodoro, reconoce la cara de Mirta, la detestable vecina que habla de todos pero nunca de el. Escucha su vos de arpía envejecida que dice: No esta! el pelotudo este desapareció! Bueno, por lo menos ahora no te ignoran, ahora sos detestable Ricardo.
Quedarse mirando la puerta y las viejas que espían detrás en el baño de su casa, no es tiempo aprovechado, sobre todo considerando que hay cosas mucho más interesantes para mirar y analizar. Este hombre que nunca ha salido de su pequeño y hostil pueblo, se encuentra en un mundo desconocido, paralelo, ¿Por qué no? El miedo lo paraliza un momento, pero luego recuerda una frase que leyó en alguna revista o en alguna reseña, no recuerda donde, pero sabe que decía algo como que no importaba de qué raza fuera un ser humano, nadie puede ser peor que un ser humano. Recuerda los abucheos de su pueblo, la gente violenta destruyendo su humilde casa, Ricardo mira alrededor, ni un ser humano a la vista, suspira, solo hay un cielo negro con puntos blancos, un árbol flotando con un pájaro y raíces, que lo persiguen encima de su cabeza, y dos puertas. Dos puertas Ricardo Gaitan, una lleva nuevamente a su baño, a su mundo, y la otra? La puerta roja Ricardo, mira. Va hacia la puerta y la abre, el pájaro despliega sus alas y arrastrando todo el árbol, vuela y se vuelve un punto blanco más en el fondo. ¿Cómo caratularías estos hechos? ¿Sorprendentes? ¿Extraños? ¿Extravagantes? Ricardo no se pregunta nada, solo se deja llevar por alguna corazonada, sale un viento frío detrás de la puerta, viene desde dentro de lo que esconde esa puerta roja. Entra, la puerta se cierra detrás de él. Frente a su vista hay cadáveres, o al menos eso parecen, son bichos extraños los que alguna vez tuvieron vida y que ahora están tirados. Sorprendentemente esta regla funciona también en este mundo: el frío los ha conservado, vaya a saber cuanto tiempo estuvieron así, tirados. Ricardo camina esquivando cuerpos, entre la escarcha blanca, con un cielo rojo, ya no sabe cuanto tiempo hace que esta en estos lugares, ¿alguien mas habrá descubierto esto? No hay señales de que así sea. A lo lejos puede ver algo conocido, se acerca un poco más y ve el pájaro solo, desprendido del árbol. El pájaro esta muerto. Por algún motivo Ricardo se entristece, tiene frío y ya no puede lidiar con esta vorágine, el cielo del lugar esta cada vez más rojo, si estuviera en mi pueblo, esto quiere decir viento, pero no, no estas Ricardo ahí, acá no sabes lo que quiere decir. Ríe incrédulo y comienza a llorar. Luego de ese penoso llanto que seca con su manga, se vuelven a escuchar los gritos de su gente, del otro lado. Ricardo enfurece, patea cuerpos, grita y cae rendido.

Ricardo esta sentado en la misma posición que cuando estaba acurrucado en el baño antes de entrar en este mundo, cada vez mas claros resuenan los gritos de su pueblo, lo piden a el, piden su sangre o la sangre de algún animal para llevar a su mesa. Sabe que tiene que tomar decisiones, no puede quedarse mas en este lugar terrible, cadavérico, pero si sale por el inodoro el será un cadáver mas. Pensa Ricardo, dales lo que quieren, los pensamientos comienzan a formar una extraña maquina en su cabeza, todo se entrelaza, los gritos de la multitud, el pájaro, la sangre, los cadáveres.
Ricardo corre, abre la puerta roja, y vuelve al mundo del cielo negro, ve la puerta que lo conduce nuevamente a su mundo, espía, los gritos se escuchan mas lejanos, la gente ha salido del baño, pero aun esperan impacientes en el living de su casa, escucha tintineos de cucharas revolviendo líquidos, ¡que atrevimiento! ¿Qué esperas Ricardo? Decide abrir a ver que pasa, asoma la cabeza por el inodoro. Nada parece alterarse, la gente lo ignora. Vuelve a meterse. Ya sabe que puede salir de allí cuando quiera, corre nuevamente hacia la puerta roja, esta vez la deja abierta de par en par y comienza a tirar de uno de los cadáveres mas próximos, lo arrastra hasta la puerta negra, así hace con tres muertos mas, juntaría mas, pero sus fuerzas le juegan en contra, de todas formas con esto será suficiente.
El hombre parece otro, en su cara ya no aparecen signos de inseguridad, algo cambio. Ricardo abre la puerta negra y comienza a pasar un cuerpo por ella, se escucha cuando el cuerpo cae mojado en el baño de su casa. Así hace con los otros tres que le quedan, luego no tiene más que pasar el mismo. Con gran esfuerzo Ricardo lo logra. El baño esta atestado de muertos de quien sabe que especie.

Ricardo Ruben Gaitan abre una puerta más y esta será la última, la gente lo ve, empiezan todos a gritar, abucheos, silbidos y puteadas. Ricardo dice orgulloso y casi altivo: a ver si me van sacando numerito que acá hay carne para todos. La multitud aplaude, nadie pregunta de donde salio, por que se fue, como consiguió la carne, a nadie le interesan los motivos, solo tener el plato servido.
Ricardo es el fundador del negocio mas exitoso del pueblo: “Carnicerías Gaitan, la carne de otro mundo”

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